La Supremacía de las Creencias: ¿Cómo hacer frente a los bloqueos mentales?
La Supremacía de las Creencias: ¿Cómo hacer frente a los bloqueos mentales?
Una creencia es un paquete de información que usamos de manera consciente o inconsciente para construir nuestra realidad y actuar en la vida
-Fernando Ángel Coronado-
Existen dos tipos de creencias: Las Creencias Limitantes, aquellas que te bloquean y te alejan de lo que quieres disfrazadas de agentes protectores y las Creencias Potenciadoras, esas que te llenan de fe y te empujan a buscar lo que quieres, a pesar de todo y de todos.
Nos enfrentamos diariamente a postulados de verdad absoluta en todas las áreas de nuestra vida que no suman valor, afirmaciones incuestionables en torno al dinero, a la pareja, a la vida familiar, a la salud: “No merezco/No puedo/No tengo derecho/No soy capaz de/Todos me engañan/Todo me hace daño/Siempre fracaso/Etc, Etc, Etc.”
Estas y muchas otras creencias han condicionado nuestra manera de afrontar el mundo, nos paralizan y bloquean nuestro fluir en la vida, quitándonos la fe en la probabilidad de que las cosas salgan bien, nos arrebatan el devenir tranquilo y desprevenido por la vida y nos preparan mental y emocionalmente para el fracaso.
Las creencias limitantes cierran caminos, nos contraen ante las posibilidades, nos conectan con lo “incorrecto”, con lo que avergüenza, con lo que nos atemoriza y nos aleja de nuestros propósitos, nos bloquea ante nuestros pensamientos de logro y levanta grandes barreras que detienen las acciones propulsoras de la paz, la salud, la fe, el desarrollo, el logro y el crecimiento, a todo nivel.
Aquí algunos ejemplos muy colombianos de verbalizaciones, dichos o adagios populares, constructos verbales que no son más que creencias limitantes que hacen parte de nuestra cultura y que se han incorporado a nuestra vida como postulados todo poderosos, imbatibles e incuestionables y absolutamente carentes de sentido:
“Loro viejo no aprende a hablar”
Traducción; después de una edad (la que sea) no puedo aprender nada, por más esfuerzos que haga no lo lograré, ya estoy muy viejo para ello, mejor me quedó así, para qué intentarlo, haré el ridículo, ¿Qué van a decir?
“Ya tengo 40 y aún soltero! Ya me dejó el tren”
Traducción: No merezco tener pareja, ya se me pasó la hora, no merezco amor, ya no me miran, estoy muy feo y muy viejo para aspirar a un amor de pareja, para qué busco, para qué creo, no puedo lograrlo, mejor no intento esta relación, ya me quedé solo, ¿para qué creer si voy a desencantarme? me van a utilizar o se van a burlar de mí.
“No se puede reír a carcajadas porque luego seguro voy a llorar de tristeza”
Traducción: Debo desconfiar cuando haya demasiada diversión en mi vida porque seguro me irá muy mal. De niños nos convencieron de que la risa está amarrada al llanto. ¿No es esto entonces una premisa para ir siempre prevenidos ante la alegría y asumir que no somos merecedores de ella?
Y bueno, este ejemplo es más universal y no tiene fronteras: “No merezco amor, de niño me dijeron que soy inútil y no sirvo para nada”
El postulado de “no merezco” es uno de los más peligrosos y paralizantes bloqueadores mentales.
Las palabras tienen poder. Las creencias condicionan nuestra vida. Cuando nos situamos en la mirada de escasez se vive desde el miedo e irónicamente se logra lo que se quiere evitar.
Ahora bien, existe la otra cara de la moneda, las Creencias Potenciadoras, la mirada de la abundancia, aquellas que tienen foco en lo que sí se tiene, en lo que es posible, en el valor de la fe, creencias que ensanchan caminos, abren puertas a escenarios más optimistas, invitan a la reflexión, a la creación de horizontes de posibilidades más cercanas a la realización y la cristalización de los objetivos. Por ejemplo;
No lo sé aún, pero puedo aprender.
Sí quiero y sí puedo.
Merezco y puedo lograrlo.
Nunca es tarde para aprender.
Soy capaz.
Soy suficiente.
Busco oportunidades de desarrollo y encuentro un universo de retos y aprendizajes.
El fracaso no existe, solo el aprendizaje.
Tengo los recursos para lograrlo o puedo crearlos.
Mis talentos y mis habilidades me abren puertas. Sí puedo.
Para transformar una creencia limitante en una creencia potenciadora será necesario que Usted:
1. Identifique las creencias que sabotean su vida
Este paso exige abandonar nuestro cómodo pensamiento de piloto automático y asumir una postura de auto observador.
Si, la propuesta es examinar con detenimiento de dónde proceden estos postulados. Cada vez que sus pensamientos le dicten un miedo disfrazado de No merezco/No puedo/No tengo derecho/No soy capaz de/, haga el ejercicio, y revise dónde tiene su origen; ¿en una enseñanza de su niñez, de su infancia temprana, de su hogar, de su colegio? ¿En una conclusión tomada como regla de vida después de una mala experiencia? ¿Tal vez en una fidelidad familiar?
2. Entrene su mente para cuestionar
El segundo paso para la transformación es entrenar la mente para sacar a flote el detective que tenemos dentro y hacernos preguntas en torno a esas creencias limitantes. Rebelese y sea valiente, póngale limites a la barrera. Pregúntese todo, explore otros escenarios que antes no contemplaba porque el peso de la creencia limitante le cerraba los ojos; ¿Qué pasaría si me niego a obedecer? ¿Y si dejo que pensar esto y actúo diferente? ¿Qué es lo peor que puede pasar?
3. Expanda su territorio- Visualice
Hay que desarrollar el poder de visualizar con todos los sentidos, hay que ser capaz de enfocar su mente, su energía y todo su poder creador y verse, sentirse y posicionarse en un futuro siendo lo que quiere ser, logrando lo que sueña lograr y llenarse de postulados de creencia y de realización, abandonado aquellos que le ponen zancadilla y lo paralizan.
Sí se pueden hacer los sueños realidad, no por arte de magia, pero sí por arte de constancia, de convencimiento, de fe, de conocimiento, de construcción de criterios, de tener alegría ante el trabajo, sembrando posiciones de esfuerzo con voluntad, desde el sí puedo y sí quiero, sin sentir el peso del sacrificio, convencidos de que se dan pasos direccionados con fuerza en el camino a ser, hacer y tener lo que anhela.
Sí se puede. Desde mi experiencia y mi conocimiento declaro que sí se puede, a través de herramientas que transforman pensamientos, lenguajes y por supuesto, hábitos y comportamientos.
Lo aliento a pensar en que tiene en su mente y en sus manos el poder del sí y a cuestionar el poder del no.Todo tiene que ver con su voluntad para definir su norte y decidir, con todo su corazón perseguirlo.
Y recuerde, quien puede cambiar sus creencias, puede cambiar su destino.