Dominando el ímpetu de las transiciones. ¿Cómo saber si tu ciclo terminó?
Dominando el ímpetu de las transiciones. ¿Cómo saber si tu ciclo terminó?
Lo más anhelado para todos, una vez logramos nuestros objetivos, es una vida de estabilidad y permanencia, así como “vivieron felices y comieron perdices”.
La realidad dista mucho de esta fantasía, la realidad es que la vida está llena de cambios, de hecho lo único seguro y constante, es el cambio.
Primero que todo, hagamos la diferencia entre un cambio y una transición.
El cambio es en sí la situación que se presenta, algo que está ahí ajeno a nuestro control.
La transición es la transformación integral que empieza en tu mente y que necesitas atravesar para ajustar tu vida al cambio, para convivir con él.
Lo que pasa mientras que tus pensamientos, tu cuerpo, tus hábitos y las expectativas logran entrar en un nuevo molde, se llama en transición.
Las transiciones son el puente, el cambio es el destino. El único camino es cruzar el puente y llegar al nuevo estado, temporal como todos, pero al fin y al cabo, el destino.
Es un error asociar la transición con angustia, depresión o panoramas definitivos. Para hacer frente a una transición es necesario abrazarlas como parte del viaje, el verdadero reto está en asumirlas como una oportunidad.
En nuestra vida atravesamos muchas transiciones entre ellas, la adolescencia, la elección de una carrera universitaria o un rumbo laboral, un nuevo trabajo, vivir en una nueva ciudad, acoplarse a un nuevo jefe, afrontar una crisis de equipo, un despido, un emprendimiento, un matrimonio, un divorcio, una enfermedad o un duelo.
El escenario mundial exige que todos, de una u otra forma, estemos afrontando transiciones que ponen a prueba nuestro espíritu adaptativo, nuestras creencias y nuestras sombras limitantes, esas que enfocan nuestra energía vital en lo negativo y nos nublan el horizonte.
Enfocado en los equipos de trabajo, se pasa por transiciones individuales que suceden en el mismo periodo de tiempo, que mutan el modo de pensar de la gente.
La diferencia en un equipo cohesionado y bien liderado que pasa por una transición con uno que convive en el egoísmo y la ausencia de liderazgo radica en que el primero está alineado y enfocado en la vida que hay delante, para fortalecerse y aplicar la transformación y generar nuevas ideas, nuevas formas de cooperar y fluir, nuevas formas de hacer las cosas y de interrelacionarse y el segundo naufragará en la tendencia a permanecer estáticos, a permanecer en el pasado y negarse a explorar el potencial que hay detrás de cada transición.
Ahí radica la importancia colosal de tener un líder grandioso al frente de un equipo de trabajo, encarrilado en la transformación y con amplia mentalidad de abundancia, que sea capaz de sacar el mejor partido a las transiciones, que abre puertas de consistencia entre los valores que rigen el equipo y los nuevos retos y vuelve prioridad la ilusión de lograr más que un resultado.
El consejo aquí es más simple que elaborado: Frente a las transiciones, sea optimista y positivo, crea en su capacidad de transformación y al mismo tiempo sea prudente a la hora de proyectar unas expectativas demasiado altas que sean difíciles (o imposibles) de satisfacer.
Es importante que revisemos de qué manera podemos saber si lo que estamos viviendo es una transición o el final de un ciclo que ya nos propone caminos alternos que aún no somos capaces de visualizar. Pero antes de seguir, hay que tener claro que un ciclo es un conjunto de situaciones que hacen parte de un capítulo de la vida. Podemos estar en transiciones que cierran ciclos o en transiciones que continúan el ciclo porque aún no es tiempo de su clausura.
¿Y cómo podemos darnos cuenta de ello?
Aquí las claves (generadas desde mi humilde formación y experiencia) para poder determinar si estamos ante una transición o ante un inminente final de ciclo:
1. Cuando tus valores empiezan a sentirse cuestionados e incómodos porque la coyuntura a la que te enfrentas no sugiere adaptación ni transformación que te permita fluir conforme a tus inquebrantables postulados ni a tus verdades incuestionables, estás al final de un ciclo.
2. Si te encuentras ante una situación que doblega tus principios (lo que es importante e innegociable para ti) y sientes que no hay una forma de poder flexibilizar tu posición, porque dejarías de ser quien eres en esencia y el panorama no te muestra opciones que contribuyan con una mejoría en tu ser y en tu hacer sin lastimarte ni lastimar a nadie, entonces estás al final de un ciclo.
3. Si no sientes en tu vida el brillo de los ojos que te ilusionaba con el mismo ímpetu de antes, si no te acelera el corazón ser lo que eras, hacer lo que hacías, estar con quien acostumbrabas, lograr lo que soñabas, entonces estás ante el inminente final de un ciclo. Nada tiene que ver esto con no sentirte suficiente a dar el paso en la transición. Si no te ilusiona avanzar y lograr construirte como ser humano y como profesional en esta etapa de tu vida, si no se te dibuja una sonrisa cuando los pensamientos te llevan a ese lugar, a esa situación, a ese trabajo, a ese equipo, a ese Líder, a esa persona, entonces finalizó tu ciclo.
4. Si el Soplo Vital de la esperanza no te acompaña más que a modo de recuerdo y ese recuerdo no tiene posibilidades de revivir en ti como una realidad, estás al final de un ciclo.
star al frente de una situación compleja y tomar decisiones al respecto, requiere alta determinación y una ruta desafiante para lograrlo.
La ruta más poderosa y la que toma más tiempo es caminar por el descubrimiento del propósito, de los valores y las fortalezas. Conocerte a ti mismo y tener clara la misión de tu existencia, como persona e integrante de un equipo, es la piedra angular, la certeza, la luz de la que podrás aferrarte en caso de cualquier transición de incertidumbre.
Si estás cerrando un ciclo, debes levantar tus ojos y ver la situación desde la perspectiva de los grandes propósitos, en lugar de la perspectiva de frustración frente a la situación.
Aun cuando estamos cerrando ciclos es de guerreros aceptarlo y tomar acción para no permanecer en un devenir eterno que nos estanque y nos impida ver la belleza del paisaje detrás de los peñascos, la calma infinita que hay cuando finaliza la tormenta.
¿Estás al frente de una transición o definitivamente estás cerrando un ciclo?