Metamorfosis Mental: Engendrando nuevos pensamientos
Metamorfosis Mental: Engendrando nuevos pensamientos
Empezaré por hacer claridad en que este artículo no es una gran explicación sobre la manera en que el mundo nos ha cambiado a todos a raíz de la pandemia. Considero que ya hay suficiente información y desinformación al respecto.
Lo que pretendo es abrir una ventana a la posibilidad de crear nuevas realidades más esperanzadoras, que se pueden gestar desde la auto observación y desde la decisión de transformar la propia existencia a partir de nuestros pensamientos.
Todos tendremos que aprender a hacer las cosas de una manera diferente. Esto exigirá transitar por los caminos de pensamiento lateral, salidos de la caja, alejados de lo de siempre, de lo tradicional y lo ortodoxo, disponiendo la mentalidad a desprenderse de los viejos hábitos, en especial de esos que nos pesan en el alma.
Sí, estoy hablando de un fantástico proceso de metamorfosis mental, de un germinante fulgor que se origina en nuestros pensamientos, porque tendrán que ser transformados para hallar la supervivencia y por qué no, la plenitud en esta nueva realidad.
Metamorfosis es cambio, es transformación, es transmutación pero también es un florecer, es el camino hacia un nuevo rumbo. Metamorfosis mental entonces es desprendernos de los viejos caparazones que nos impiden brotar y prosperar hacia lo nuevo, hacia la exploración exitosa de un camino diferente.
Mi propuesta es que todos abramos la mente y contemplemos la necesidad de facilitar nuestra propia metamorfosis mental a través del pensamiento lateral.
¿Y Qué es pensamiento lateral? Es un gran descubrimiento promulgado desde 1967 por el médico y psicólogo Maltés Edward de Bono, quién ha generado una inmensa contribución al mundo a través de sus 68 libros traducidos a 37 idiomas.
El pensamiento lateral exige el desarrollo de una conciencia que nos permita creer que sí se puede crear desde una perspectiva diferente.
La invitación es a visualizar las mismas cosas o cosas mejores a partir de pensamientos divergentes e inexplorados. El pensamiento lateral se materializa cuando nos disponemos a ser otros, cuando esta idea se materializa en acción, implementando maneras alternativas de permanecer en la vida, de hacer el trabajo y de tener resultados mejores a partir del reconocimiento de nuevos aprendizajes y por supuesto, el desarrollo de nuevas habilidades.
“La creatividad y la simplificación se complementan enormemente. Es preciso hallar nuevas formas alternativas de hacer las cosas. Este pensamiento de diseño exige creatividad”- Edward De Bono
Aprender a pensar exige un poco de esfuerzo.
Poner en práctica los nuevos pensamientos y convertirlos en maneras de actuar exige un poco más de voluntad. Perfeccionar y avanzar en tener resultados a partir de nuevas prácticas exige conocimiento, praxis y feedback.
¿Y por qué tendríamos que pensar lateralmente hoy?
La respuesta es simple; porque las viejas estructuras mentales y las viejas verdades absolutas de ayer no estarán vigentes en este presente de cuarentena ni en el mañana. Por ejemplo, ya no será una opción permanecer vigente en entornos de conocimiento fuera del mundo virtual. Ya no será una verdad absoluta aquello de que “la cara del santo hace el milagro”.
Se nos desplomarán postulados antes inamovibles como “loro viejo no aprende a hablar” simple y sencillamente porque todos tendremos que aprender cosas nuevas para salir y dar la cara a un mundo nuevo.
Mi posición se respalda en que cada ser humano, para poder seguir vivo necesita un motivo (Dicho y demostrado por el Neurólogo y Psiquiatra Austriaco Viktor Frankl en su libro, El Hombre en busca de sentido).
Cada uno de nosotros tiene un motivo para estar aquí, para fluir en la vida, para levantarse cada día y progresar. Lo que propongo es que cambiemos los pensamientos aferrados a nuestro motor inspiracional, abrazados a nuestros para qué mas profundos. Aunque desde ya, viviendo en cuarentena pretendamos ser los mismos, aunque nuestra naturaleza humana nos devuelva al pasado, es necesario abarcar nuestra vida desde una mirada distinta. La vida real se gesta en los pensamientos, con el diálogo interior, con esa voz que nos habla desde el silencio.
Esos pensamientos igualmente tendrán que ser reinventados, rediseñados para el entorno, para el afrontar los desafíos que nos supone estar en cuartenta, para las nuevas conductas sociales y económicas que desde ya modificaron los esquemas tradicionales que conocíamos, esos mismos esquemas por los que transitábamos en piloto automático, todo aquello que creíamos conocer y reconocíamos como propio.
Si no adaptamos nuestros pensamientos, nuestras conductas y en general el esquema pleno de nuestra vida a convivir mejor, a dar más de nosotros para hacer más amable este camino, entonces tendremos que enfrentarnos a una vida extraña, desajustada, incoherente y discordante.
Será como actuar en una nueva obra de teatro con un personaje viejo que nada tiene que ver con los nuevos roles ni con las nuevas expectativas.
Tendremos que engendrar nuevos pensamientos que nos aprovisionen para la nueva manera de vivir y trabajar, de crear y desarrollarnos.
Si bien la vida puede ser vivida a plenitud solamente si tenemos en ella proyectos ilusionantes, que nos inflen en pecho de esperanza y nos impriman ese brillo en los ojos, estos proyectos manifestarán su espíritu desde una concepción muy distinta, una concepción que nace en el pensamiento, el cuál tendrá que ser más humano, menos egoísta, más centrado en lo fundamental, en hacer el bien y crear valor hacia el otro, cimentados en el aporte y la contribución genuina.
Este tiempo de cese obligado será fructificado primero en la auto contemplación y en el diseño de una nueva forma de pensar y de vivir, más coherente, más armónica, más serena, sin el ritmo inconsciente, incesante y precipitado que nos trajo hasta aquí.
Ante grandes cambios serán necesarios grandes esfuerzos. El mayor de los desafíos es tener el coraje de aceptar que necesitamos modificar nuestra manera de pensar. El desafío mayor está en la mente humana.